

Historia de las apuestas deportivas

“Estamos tan a merced de la misericordia del azar, que el azar es nuestro dios”.
Plinio el Viejo (Gaius Plinius Secundus 20-79 DC.)
El origen de las apuestas deportivas proviene de la Antigua Grecia, donde solían hacer culto de los placeres terrenales. El primer registro de esta actividad se remonta más de 2.000 años y no es extraño que haya sucedido en suelo griego, ya que allí el amor por los deportes era tan grande que fueron incluso los inventores de los Juegos Olímpicos.
Desde Grecia las apuestas deportivas viajaron a la Antigua Roma, un imperio que no solo las aceptó sino que las legalizó. En particular, los romanos apostaban en las luchas de gallos, en las carreras de carros y, por supuesto, en los combates entre gladiadores en el majestuoso Coliseo. Incluso cuando este antiguo evento deportivo fue prohibido, el juego sobrevivió y continuó extendiéndose a otros reinos.
Las carreras de carros tenían la particularidad de que se apostaba al color del vencedor. Tal era la emoción por estos eventos que los que no acudían estaban siempre ávidos por saber los resultados, que llegaban a comunicarse incluso mediante golondrinas pintadas del color del ganador para que volviesen su ciudad y así informaran el resultado.
También estaban quienes una vez terminadas las carreras, cobraban o pagaban entre el público el dinero apostado, que podía llegar mucho o nada: hay registros de personas que han puesto en juego su propia libertad y se convirtieron en esclavos al perder.
Durante la época Medieval, algunos líderes religiosos intentaron legislar las apuestas con leyes que lo prohibieran, lo que condujo a lo de siempre: la clandestinidad. Fueron los romanos quienes idearon el código de Justiniano, en el año 529 d.C., que limitó los juegos a los que se les podía apostar y obligaba a los apostadores a saldar sus deudas. Ésta es la primera legislación registrada en torno a las apuestas.
Más tarde en la Historia, el juego se hizo muy popular gracias a las carreras de caballos, especialmente en Inglaterra, donde ya en el siglo XX esta práctica se popularizó y exportó a todo el mundo.
Inglaterra, de hecho, es uno de los países que más se ha desarrollado en el mundo moderno de las apuestas deportivas. En la actualidad van siempre a la vanguardia a través de los dispositivos electrónicos, tanto en locales comerciales como en computadoras y teléfonos móviles.
Hoy, el mundo de las apuestas deportivas es parte de la revolución de Internet y ya compone una economía billonaria.
Desde la Antigua Grecia hasta la actualidad ha habido muchos cambios en los deportes y en las maneras de apostar, pero lo que no ha cambiado es la pasión que lo enciende. El fuego sagrado.
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